La quinta y última charla nos la dio Bárbara Avilar. “Yo soy muy poco protocolaria, políticamente incorrecta y muy provocadora”; Con esta frase y con un “de aquí me voy a la cárcel” empezó una charla que, desde el principio, prometía.
Actualmente trabaja como inspectora de educación, pero ha pasado por muchos trabajos antes de llegar a donde está.
Empezó en el C.P Jorge Juan de Monforte del Cid, que gracias a ella fue el primer centro de la comunidad valenciana en tener recursos digitales.
Algunas de las ideas que nos transmitió a lo largo de la charla son que el sistema educativo está obsoleto. Todo tiene que cambiar. Nosotras, como maestras, tenemos la oportunidad de dar nuevas respuestas a la sociedad que está totalmente atrasada. Estamos en un momento histórico de cambio.
Nos explicó que una persona no puede cambiar el mundo, pero sí puede poner su granito de arena; y si todos ponemos nuestro granito de arena, al final formamos la playa. Nosotros tenemos que poner nuestro granito de arena. “Creyéndotelo y haciendo que se lo crean los demás y con un buen equipo que te ayude y te apoye, porque si no, no es un proyecto en quipo, eres tú sola intentando cambiar todo lo demás.”
También nos recalcó que la innovación es un cambio, pero tiene que suponer una mejora. El cambio por el cambio no es innovación.
Nos contó su historia en el Jorge Juan y nos explicó que en el colegio siempre encontramos buenos y malos educativamente hablando. Hay que tener mucho cuidado porque si no tienes las ideas claras y mucha fuerza de voluntad, te pueden machacar.
Y también nos recalcó que, aunque “bajo presión se trabaja mejor” (nos lo dejó bien claro jeje) con trabajo y esfuerzo llegas a donde quieras.
Mientras nos contaba qué le pasó a ella en su cole, nos explicó que cuando llegas a un centro educativo pueden pasar varias cosas:
La primera es que las cosas se hacen “de una determinada manera”, con la que nosotros podemos estar o no de acuerdo, o que podemos o no intentar cambiarla. “Las cosas aquí siempre han sido así…” Siempre hay que plantearse porqué las cosas se hacen de determinada manera, porque si buscas el trasfondo puede que al final nadie sepa por qué se hacen así. No nos podemos conformar con eso. Hay que tratar de mejorar, aunque para eso, las cosas tengan que dejar de hacerse así.
Otra cosa que puede pasar es que cuando llegas a un sitio todo el mundo piensa de una forma y tú no. Sigues tus propias convicciones y tienes que estar muy seguro de ellas. Cuando vemos que en un sitio todo el mundo anda igual podemos pensar que quienes lo estamos haciendo mal somos nosotros, por eso hay que estar muy seguro de tus ideas y convicciones; cuando vemos que la gente sigue un camino que no nos gusta siempre tenemos que intentar seguir nuestro propio camino.
Para ilustrarlo, nos puso dos vídeos: Vídeo de los monos y los plátanos. Y una escena de la película el Club de los poetas muertos.
Como en todas las anteriores charlas (vamos a tener que empezar a pensar que es verdad ¿no? jeje), nos dijo que la innovación no es hacer lo mismo, pero de otra manera; ¿Se trata de tecnología o de metodología? Con la integración de las tics tenemos muchas herramientas que nos lo van a facilitar, pero no podemos caer en el error de terminar haciendo lo mismo de antes pero en la pizarra digital, por ejemplo. Depende de cómo nosotros trabajemos con la tecnología, vamos a encontrar unas respuestas u otras. Si vamos a hacer lo mismo pero con unas inversiones de un montón de dinero, no sirve de nada. Hay que escapar de eso; necesitamos nuevas metodologías y nuevas formas.
Cuando llegó a su colegio no le gustó lo que había. Las metodologías eran horribles, por lo tanto decidió cambiar las cosas. La pusieron de secretaria. Se dedicó a sacarse máster y a ir a congresos. En uno de ellos por casualidad se entera de un proyecto de la C.V para poner a tres colegios como centros pilotos de nuevas tecnologías. En ese momento ya era casi jefa de estudios. Se presenta en Valencia para hablar con el coordinador Tic.
Le piden que haga un proyecto innovador y llamativo. Se llama “el cole que se atrevió a soñar”. En él compara su colegio con un castillo que quería alcanzar el rango de “castillo piloto de Lliurex”.
Una cosa que dijo y que me gustó mucho, porque además define muy bien la condición del maestro: “Los profesores tenemos que ser Ores, que es más que los superhéroes, porque tenemos que ser investigadores, precursores, y todos los “ores” del mundo.”
Le aceptan el proyecto y ahora tiene que batallar con los profesores, que no tenían demasiadas ganas de cambiar su metodología porque para ellos era mucho más fácil seguir con sus libros, etc.
Ahora que ya tenían todos los materiales se tuvieron que plantear qué iban a hacer, porque no podían hacer como en el video de las tablas, que se volvían súper tecnológicos, pero seguían usando los mismos métodos y técnicas.
Así que lo primero que hacen son unos cursos para formarse en el tema. Aún así, muchos profesores iban de mala gana, a pesar de que les iban a modificar las aulas, que les iban a renovar los materiales, las tecnologías, etc…
En ese momento el claustro se divide entre los que apoyaban estos cambios, que tenían ánimo por seguir con el proyecto, por innovar, etc. y los que no están de acuerdo, que preferían seguir con sus métodos de siempre y para los que estos cambios eran una molestia en lugar de una mejora.
Pero al final los problemas dentro del colegio entre los compañeros llegaron a ser tan fuertes que el proyecto no pudo seguir adelante y Bárbara tuvo que abandonar el centro.
En la Consejería se enteraron de su enfermedad por causa del estrés del colegio y la pusieron como coordinadora TIC provincial y más tarde la llamaron para trabajar de inspectora.
“El que la sigue la consigue” Ahora que era inspectora, intentó lo mismo que en su cole, pero a nivel provincial, porque el que quiere cambiar las cosas lo hace en casa, en el cole y en todos lados. Con esa idea emprendió en proyecto SAPITO (San Miguel de Salinas, Pilar de la Horadada y Torrevieja).
Video: “Los marcianitos educativos” así es como ella lo veía; había que intentarlo una vez y otra vez.
Al final y para concretar un poco toda la charla, nos resumió las ideas principales que había querido transmitirnos: Que una persona no puede cambiar el mundo, pero sí a pequeña escala pude cambiar su entorno. Que lo que sucede conviene siempre, aunque pienses que es lo peor de lo peor del mundo. Que tengamos ánimo, que la escuela hay que cambiarla porque necesita nuevos retos sociales y como está actualmente no sirve. Y que en los colegios siempre va a haber gente de todas clases, que procuremos no ser del bando de los que hunden a los demás y no permiten que las cosas mejoren.
Personalmente tengo que decir que esta charla me ha gustado mucho porque Bárbara, con su forma de ser, de hablar y de expresarse “tan poco políticamente correcta”, la hizo muy real, muy sincera y muy amena. Al principio, cuando nos enseñó el proyecto que presentó en Consejería, pensaba que nos estaba tomando el pelo… (nadie se imagina a una inspectora hablando así, ¿a que no?) Pero cuando ya me convencí de que era totalmente enserio, me pareció la mejor manera de corroborar lo que nos vino a decir: QUE LAS COSAS SE PUEDEN HACER DE OTRA MANERA.
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